viernes, 15 de mayo de 2009

NO ME IRÉ MAÑANA







En la mañana del miércoles, 13 de mayo, leo la noticia en internet: "Muere Antonio Vega: la emoción de la Movida". No pude contener las lágrimas, como tampoco pude evitar compartir mi pena con mi cómplice Juan Bay vía sms. Su respuesta: "Nieve, huracán y abismos cercaban a Antonio hace tiempo. Está bien así, ido de aquí. No era su sitio. Se encontrará con Enrique y se pincharán sin sufrir. Esta gente suele estar de paso por este nuestro mundo. Beso". Y es cierto, pese a la tristeza que nos invade a más de uno ahora mismo, Antonio nos dejó hace mucho tiempo. Antonio nació y vivió siempre en el sitio de su recreo. Era de otro mundo, como lo eran Tino casal, Carlos Berlanga o Enrique Urquijo, entre otros. Los hijos y creadores de la necesaria, revolucionaria, creativa, pero también devastadora Movida Madrileña. Tal vez, Antonio, era uno de lo últimos vestigios de aquellos ochenta rompedores y que evidenciaban un mensaje esperanzador y esperado para la juventud de aquellos días: "grita, rompe tus cadenas, siente, sé libre...". Mensaje que no debemos olvidar nunca. Para ello, se hizo necesario romper muros de una manera salvaje, dejarse llevar con un despliegue de emociones hasta ese momento maniatadas y amordazadas. Y la creatividad de aquellos jóvenes y sus ansias de expresión volaron, volaron como nunca. Y la droga fué un vehículo, mortal a su vez, que les llevó a expresar y experimentar con más intensidad todo aquello que necesitaban compartir. No hay creatividad del calibre de Antonio, sin esa tristeza, sin ese hondo dolor que nos traspasaba de un modo tan fresco a la vez, a través de su frágil voz. Como lo hacía Enrique, a quien también le lloré en su momento. Una sensibilidad como la de Antonio no va exenta de una gran historia de amor: su pareja y coautora de varios de sus temas ( De un lugar perdido. 2001), Marga del Río, muere en 2004. Este suceso lo sume en una grave depresión de la que nace el disco 3000 noches con Marga (2005). Se ha ido con ella y nos ha regalado cinco años más de su presencia.

Antonio se descrubrió en mi vida cuando yo tenía catorce años y fué y sigue siendo crucial en mi mapa emocional y en mi mundo creativo. Su guitarra, sus letras y su voz, siempre me guiaron en el encuentro conmigo misma. Nunca lo olvidaré. Le quiero, le estoy agradecida y espero encontrarme algún día con él en ese su mar azul y el sitio de su recreo, para charlar un rato y abrazarnos. Él mismo decía: "El sitio de mi recreo es un sitio que todos tenemos y que llevamos en nuestro interior. Lo que pasa es que no siempre se descubre. Es un lugar en el que estamos en consenso con nosotros mismos, en el que no existe la contradicción ni el conflicto. De alguna manera acudes a él cuando buscas la soledad bien entendida, esa que no es impuesta y que realmente te aporta algo"

Hasta siempre Antonio.

NO ME IRÉ MAÑANA

Hoy he visto caer a trozos
la barrera del sonido,
y brotar de entre los escombros
horizontes hasta ayer prohibidos.
Caminos hacia el frío
calor futuro.
Hoy he visto lanzar la flecha
y llover fuego del cielo,
recordando que del espacio
el principio-fin está en el suelo.
He sentido como ruge el mar
y la tierra abrirse de par en par,
un abismo que sonríe e invita a entrar
en un juego sin legalizar.
No me iré mañana
no sin antes algo más que ver,
no me iré mañana
aún es pronto para envejecer,
no me iré mañana
no sin nadie más que conocer...
Caminos hacia el frío
calor futuro,
mira este mundo en paz
y nunca de reojo más.

ANTONIO VEGA




A. Vega: El sitio de mi recreo


A. Vega: Lucha de gigantes


A. Vega: No te quiero sino porque te quiero

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