martes, 27 de mayo de 2008

COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS


Hace poco leí una cita: "Enamorarse es amar las coincidencias y amar enamorarse de las diferencias", desconozco el autor, pero me llamó la atención. Nos hemos encabezonado a lo largo de la historia en definir el amor (entre otros empeños) y, la verdad, mi verdad en esto, es que es algo inefable, indescriptible, intransferible, innombrable... y toda una lista de vocablos con el prefijo -in que no cabrían en esta página. Si diría que es vivible y bebible y, como tal, no se puede decir. Esto me recuerda a mi querido y amado amigo Wittgenstein en su "tractatus": "de lo que no se puede hablar , hay que callar la boca", en el momento en el que tratamos de expresar con palabras lo inexpresable, estamos dejando de vivirlo y se trata precisamente de vivirlo plenamente: la expresión se reflejará en nuestro cuerpo, en nuestras manos, en nuestra mirada, en el gesto y en el trato. Sólo salvo en este caso a la poesía, porque el arte en sus múltiples manifestaciones es el único medio que se acerca a lo esencial de la vida. Asi que os propongo que améis y os dejeis de "pernanbuquismos" (como diría un amigo mio): amad vuestro trabajo y si no os gusta buscad uno que améis; amad vuestro cuerpo, vuestra casa, a la gente cercana y por qué no a la lejana; amad cada cosa que entre por vuestros sentidos sin dejar de ser críticos por ello. Vivir y solo vivir. La vida es pura improvisación, no se puede atrapar. Y, después o al mismo tiempo, poneros a pintar, escribir, hacer piruetas, cantar, dar saltos sobre los charcos, sacar vuestro niño, tocar la guitarra, plantar patatas, guisar un arroz a la valenciana..., lo que os salga de las tripas: en definitiva dar sentido al sin-sentido y viceversa, al "arte bio-andante" que somos. Como dijo Lennon: "la vida es aquello que te sucede mientras te empeñas en hacer otros planes". Coincidencias y diferencias forman parte del mismo misterio, la sombra no es lo contrario de la luz: sólo una falta de conciencia de la misma, la luz está implícita en la oscuridad; una hoja de un árbol nunca es igual al resto de hojas vecinas de la misma rama; en la semilla está implícito el árbol y éste a su vez lleva dentro invisibles semillas... Un abrazo azaharoso.



LIBRE TE QUIERO

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.

Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.

Buena te quiero,
como pan que nos sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Poema: Agustín García Calvo

Amancio Prada: Libre te quiero




lunes, 26 de mayo de 2008

MÁS LIGERO QUE EL AIRE



Todos los muros y ciudades
en las que una vez habitó
el grito constante de mi savia,

las calles por las que corrí de niña,
las fuentes y los perros,
el lúdico vuelo de los pájaros
o la ebriedad del silencio,
la envoltura de la tristeza en su letargo,
la escritura de la sonrisa en sus orillas,
este ciego ver lo ya contemplado,

el mudo pálpito del agua
en la inmensa lejanía,
la palabra: la materia,
y este frágil esqueleto vestido de carne:
no me pertenecen. No me pertenecen.

foto: Saúl Yubero
texto: Virginova




lunes, 12 de mayo de 2008

UN ALMARIO

Camino con mi almario donde guardo mi alma. Alma, ese concepto tan denostado y alabado a la vez y que, sin embargo, para mi es algo tan sencillo como lo que soy cada segundo: desde mi piel, mis ojos, mi lengua, mi olfato, mi oido, mi cerebro...Mi alma es mi cuerpo, no encuentro diferencia; mi almario, el modo en que se expresa. Es delicada y fuerte a un mismo tiempo. Su color es azul, en todas sus gamas, y desde ese azul se puede transformar en cualquier otro color, sin perder nunca de vista el mar: es policromática y caleidoscópica. A veces se enfada, se ensucia, se dilata; otras sonrie, acaricia, se expande, pero siempre comparte y ama (excepto una o dos veces al año en que cierra las puertas de su almario para no se sabe qué). Almarioblue es un reflejo de todo ello: la puerta está abierta, adelante...



A MI ROPA TENDIDA
(El alma)

Me la están refregando, alguien la aclara.
¡Yo que desde aquel día
la eché a lo sucio para siempre, para
ya no lavarla más, y me servía!
¡Si hasta me está más justa¡ No la he puesto
pero ahí la veis todos, ahí, tendida,
ropa tendida al sol. ¿Quién es? ¿Qué es esto?
¿Qué lejía inmortal, y que perdida
jabonadura vuelve, qué blancura?
Como al atardecer el cerro es nuestra ropa
desde la infancia, más y más oscura
y ved la mía ahora. ¡Ved mi ropa,
mi aposento de par en par! ¡Adentro
con todo el aire y todo el cielo encima!
¡Vista la tierra tierra! ¡Más adentro!
¡No tenedla en el patio: ahí en la cima,
ropa pisada por el sol y el gallo,
por el rey siempre!

He dicho así a media alba
porque de nuevo la hallo,
de nuevo el aire libre sana y salva.
Fue en el río, seguro, en aquel río
donde se lava todo, bajo el puente.
Huele a la misma agua, a cuerpo mío.
¡Y ya sin mancha! ¡Si hay algún valiente,
que se la ponga! Sé que le ahogaría.
Bien sé que al pie del corazón no es blanca
pero no importa: un día...
¡Qué un día, hoy, mañana que es la fiesta!
Mañana todo el pueblo por las calles0
y la conocerán, y dirán: «Esta
es su camisa, aquella, la que era
sólo un remiendo y ya no le servía.
¿Qué es este amor? ¿Quién es su lavandera?»


CLAUDIO RODRÍGUEZ

Joan Manuel Serrat: Mediterraneo