lunes, 26 de mayo de 2008

MÁS LIGERO QUE EL AIRE



Todos los muros y ciudades
en las que una vez habitó
el grito constante de mi savia,

las calles por las que corrí de niña,
las fuentes y los perros,
el lúdico vuelo de los pájaros
o la ebriedad del silencio,
la envoltura de la tristeza en su letargo,
la escritura de la sonrisa en sus orillas,
este ciego ver lo ya contemplado,

el mudo pálpito del agua
en la inmensa lejanía,
la palabra: la materia,
y este frágil esqueleto vestido de carne:
no me pertenecen. No me pertenecen.

foto: Saúl Yubero
texto: Virginova




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